25 jul 2024

Claves del Informe Mundial sobre Drogas: récord de consumo de cocaína y nuevos opioides sintéticos


La demanda y la producción sin precedentes de cocaína y la aparición de potentes opioides sintéticos están agravando el problema de las drogas, provocando un aumento de los trastornos por consumo, la violencia y los daños ambientales, según el Informe Mundial sobre las Drogas presentado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

En 2022, se produjo una nueva cifra récord de 2757 toneladas de cocaína, lo que representa un aumento del 20% respecto a 2021 y el triple de los volúmenes de 2013 y 2014. El cultivo mundial de arbusto de coca aumentó 12% entre 2021 y 2022, hasta alcanzar las 355.000 hectáreas.

El auge de la oferta y demanda de la cocaína, gracias a su abaratamiento, ha provocado una escalada de violencia en los estados a lo largo de la cadena de suministro, principalmente en Ecuador y los países del Caribe, y más problemas de salud en los países de destino, incluidos los de Europa Occidental y Central.

La cocaína llega a todo el mundo: más de un 90% de los países han hecho incautaciones que, en total, están en niveles récord de 2000 toneladas.

Ecuador ha sido testigo de una ola de violencia en los últimos años vinculada tanto a grupos delictivos locales como transnacionales, sobre todo de México y los países balcánicos. Las incautaciones de cocaína y las tasas de homicidio se quintuplicaron entre 2019 y 2022 y las cifras más altas se dieron en las zonas costeras utilizadas para el tráfico de la droga hacia América del Norte y Europa.

En el Caribe, los aumentos en las incautaciones de cocaína también fueron en paralelo con un aumento de los homicidios, en gran parte debido a la creciente competencia entre las bandas criminales por los mercados de drogas.

Mientras que el consumo en Estados Unidos parece estar cayendo, en Europa ha aumentado un 80% desde el 2011, según los análisis de aguas residuales.

Los nitazenos, un peligroso opioide

La aparición de nuevos opioides sintéticos está provocando un aumento de las muertes por sobredosis y complicando la lucha contra el narcotráfico. Los nitazenos, unos opioides más poderosos que el fentanilo, que están provocando numerosas sobredosis en América, Europa occidental y Oceanía.

“Son más baratos de producir que la heroína, no se necesitan grandes cantidades para el consumo y tienen un potencial adictivo más alto”, explicó Angela Me, directora de Investigación y Análisis de UNODC en rueda de prensa.

La expansión de esta sustancia ha coincidido con la prohibición en Afganistán de la producción de opio, que cayó un 95%, y ha dejado a Myanmar como el principal productor.

La UNODC dice que es demasiado pronto para saber los efectos a largo plazo que la prohibición en Afganistán puede tener en factores como la pureza de la heroína, pero probablemente hará que los usuarios prueben otros opioides, lo que podría “llevar a un aumento de las muertes por sobredosis”.

La crisis de las sobredosis en América del Norte parece haberse estabilizado desde 2021, tras un decenio de aumentos, pero a nivel global las muertes relacionadas con los opioides se mantienen en niveles históricamente altos

Más consumidores 

En conjunto, el consumo de drogas en el mundo aumentó un 20% en la última década hasta alcanzar los 292 millones de usuarios en 2022.

Aunque el consumo de cocaína es el que más crece, en números totales, el cannabis sigue siendo la droga más usada, con 228 millones de consumidores. Le siguen:

Opioides: 60 millones

Anfetaminas: 30 millones

Cocaína: 23 millones

Éxtasis: 20 millones 

Si bien alrededor de 64 millones de personas en el mundo sufren de trastornos por el uso de drogas, solo una de cada 11 recibe tratamiento. Las mujeres tienen menos acceso al tratamiento que los hombres: solo una de cada 18 recibe tratamiento en comparación con uno de cada siete hombres. 

En 2022, se estima que siete millones de personas tuvieron algún contacto formal con la policía (arrestos, amonestaciones, apercibimientos) por delitos relacionados con las drogas, de los cuales cerca de dos tercios se debieron al uso o a la posesión de drogas para su consumo. Además, 1,6 millones de personas fueron sentenciadas por estos delitos en 2022, aunque hay diferencias significativas entre regiones. 

Impacto ambiental

Algunas zonas fronterizas de América Latina y Asia se han convertido en centros neurálgicos de grupos de narcotraficantes que expanden su actividad para abarcar otras formas de delincuencia, como la trata de personas para obligarlas a delinquir y los delitos que afectan al medio ambiente, lo que está dañando los frágiles ecosistemas y repercutiendo negativamente en las comunidades locales. 

Las comunidades desplazadas, pobres y migrantes están sufriendo las consecuencias de esta inestabilidad, viéndose obligadas en ocasiones a recurrir al cultivo de opio o a la extracción ilegal de recursos para sobrevivir, cayendo en la trampa de endeudarse con grupos delictivos o en el autoconsumo de drogas. 

Estas actividades ilícitas también están contribuyendo a la degradación ambiental mediante la deforestación, el vertido de desechos tóxicos y la contaminación química. 

Más uso de cannabis legal 

Hasta enero de 2024, Canadá, Uruguay y 27 jurisdicciones de los Estados Unidos habían legalizado la producción y venta de cannabis para fines no médicos. 

Según el informe, en Canadá y Estados Unidos, el consumo nocivo de la droga se ha acelerado, como muestran los datos sobre hospitalizaciones y trastornos psiquiátricos. Al mismo tiempo, en algunas jurisdicciones el tamaño del mercado ilegal de cannabis parece estar reduciéndose, y en Estados Unidos el número y la tasa de personas detenidas por delitos relacionados con el cannabis están disminuyendo, aunque continúan al mismo nivel las disparidades raciales. 

El “renacimiento” de los psicodélicos

La investigación sobre el uso terapéutico de sustancias psicodélicas, y el uso en retiros espirituales, viajes y festivales están contribuyendo al floreciente interés comercial y al uso no supervisado, “cuasi terapéutico” y no médico de psicodélicos.

La agencia de la ONU dice que sigue existiendo el riesgo de que los acontecimientos se adelanten a la evidencia científica y de que el establecimiento de directrices para el uso médico comprometa los objetivos de salud pública y aumente potencialmente los riesgos asociados al uso no supervisado de psicodélicos.

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8 jul 2024

El consumo diario de cannabis se asocia a una menor tolerancia al dolor

El consumo de cannabis "medicinal" es visto comúnmente como una solución razonable para el manejo del dolor por el público. Pero la evidencia actual refleja resultados contradictorios. 

Un estudio de cohorte retrospectivo comparó los umbrales de tolerancia al dolor en participantes que informaron un consumo diario de cannabis con individuos que informaron un consumo diario de nicotina inhalada, consumo diario de cannabis y nicotina inhalada, y ningún consumo de cannabis/nicotina (grupo de control). Todos los participantes recibieron un estímulo doloroso (la prueba de presión en frío [CPT]), con el tiempo hasta el dolor informado como medida de resultado principal.

Las personas que consumían cannabis a diario demostraron una reducción significativa en la tolerancia al dolor con un tiempo CPT medio de 46 segundos, en comparación con el tiempo CPT medio del grupo de control de 105 segundos.

Los participantes con consumo diario de nicotina inhalada demostraron un resultado similar a aquellos con consumo diario de cannabis, con un tiempo CPT medio de 45 segundos, pero este resultado tuvo significación estadística marginal.

En general, los participantes que consumían diariamente cannabis y nicotina demostraron una reducción significativa en la tolerancia al dolor con el tiempo CPT medio más bajo (26 segundos).

El estudio Daily cannabis use may cause cannabis-induced hyperalgesia contribuye a un creciente conjunto de pruebas de que el consumo diario de cannabis puede producir un aumento de la sensibilidad al dolor y dolor crónico (o sensibilización central). Los autores postulan que el procesamiento oponente (la desensibilización de los receptores CB1 y CB2 que hace que el mecanismo complementario disfórico del cerebro funcione a toda marcha) puede desempeñar un papel en la hiperalgesia inducida por el cannabis. 

A su vez, los pacientes pueden verse obligados a intensificar su consumo y correr el riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de cannabis. Dadas las implicaciones, el consumo de cannabis con fines médicos debe abordarse con cautela. La relación entre los individuos con una tolerancia al dolor inherentemente reducida y el consumo posterior de cannabis merece una mayor investigación.

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1 jul 2024

Informe de la iniciativa global para la prevención del uso de drogas "Declaración de Oviedo"


Este informe resume las intervenciones de los ponentes de la Audiencia para la Prevención del Uso de Drogas en las Américas que tuvo lugar virtualmente el 14 de mayo de 2024 en el marco de la Iniciativa Global 2024 para la Prevención del Uso de Drogas “La Declaración de Oviedo”. El evento fue organizado por la Federación Latinoamericana de Comunidades Terapéuticas (FLACT), la World Federation Against Drugs y la Asociación Proyecto Hombre.

En líneas generales, se constata un común denominador con relación a que la prevención del uso de sustancias psicoactivas no está en la agenda de las políticas públicas de muchos de los gobiernos de la región y que, como consecuencia de ello, hoy no se cuenta con los recursos económicos y humanos necesarios para implementarla adecuadamente.

Existió consenso entre varios expositores sobre la necesidad de que las estrategias de prevención sean sostenidas en el tiempo e integradas en las políticas, como un proceso continuo y planificado, pero que la falta de coordinación y colaboración entre los gobiernos, el sector académico, la sociedad civil organizada y las empresas, así como la ausencia de evidencia científica o la predominancia de la cultura de la inmediatez entre otros factores, atentan contra este enfoque.

En este sentido, sobresale como un reto para las instituciones de la sociedad civil el mantener presencia en los espacios de diseño, implementación y ejecución de políticas públicas locales, nacionales y regionales, participando activamente y de manera conjunta en la elaboración, ejecución y evaluación de propuestas en la prevención del uso de drogas.

Varios ponentes advirtieron también que el problema del consumo de las drogas en la región va en aumento, con una disminución en las edades de inicio, con mayor severidad en las problemáticas, con el surgimiento de nuevas sustancias que presentan menor certezas en cuanto a sus componentes y efectos y con cierta preconización desde los medios de comunicación masiva.

Otro aspecto en el que varios ponentes coincidieron fue en la necesidad de ampliar los programas educativos sobre drogas integrados en el currículo escolar desde edades tempranas, enfocándose en el desarrollo de habilidades sociales y emocionales que empoderen a los y las jóvenes, y que los establecimientos educacionales desde el preescolar hasta la educación superior incorporen la prevención ambiental, universal, selectiva e indicada como parte de su quehacer cotidiano, ejerciendo un rol protector de cuidado, identificando factores de riesgo y facilitando trayectorias de vida.

Algunos ponentes enfatizaron la importancia de destinar recursos a la investigación y evaluación hacia los determinantes sociales que propician el uso de drogas y focalizar las estrategias en sectores con mayor riesgo y que garanticen los derechos de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, haciendo posible el ejercicio de estos y ofreciéndoles oportunidades y posibilidades para su inclusión en la sociedad. Algunos referentes aseguraron que el fenómeno de la narco-cultura representa un atractivo para aquellos y aquellas jóvenes que viven en comunidades con dificultades económicas más severas.

Varios expositores interpretan que empieza a existir una oportunidad para la prevención desde la comprensión de que un problema complejo requiere soluciones complejas, que se trata no sólo de una inversión en hoy sino al futuro, que los problemas de drogas afectan a todos y todas, y que resultan necesarios los enfoques comunitarios y el involucramiento de las familias, incluso de las personas en recuperación para hacer escuchar sus voces.

Concluyendo, la mayoría de los participantes instó a fortalecer e impulsar la prevención del uso de drogas en la región de las Américas desde un compromiso firme hacia un enfoque integral para que la cultura de la prevención sea un estilo de vida y una actitud prioritaria en toda planificación que se realice.

Más información sobre la Iniciativa Global 2024 para la Prevención del Uso de Drogas en www.oviedodeclaration.org

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13 jun 2024

El THC altera la actividad cerebral y puede causar deterioro cognitivo


Un estudio de imágenes cerebrales dirigido por investigadores del Hospital General de Massachusetts revela que el principal componente psicoactivo del cannabis o la marihuana altera las conexiones y la actividad normal de la corteza prefrontal del cerebro, una región crucial para la toma de decisiones y el autocontrol. Los hallazgos se publican en la revista Neuropsychopharmacology.

"Sabemos que el Δ9-tetrahidrocannabinol en el cannabis puede afectar el pensamiento y el comportamiento y potencialmente conducir a un deterioro cognitivo", dijo la autora principal Jodi M. Gilman, Ph.D., directora de Neurociencia del Centro de Adicciones del Hospital General de Massachusetts. "Esta alteración de la corteza prefrontal puede ser la base del deterioro cognitivo".

Los investigadores realizaron un estudio cruzado, aleatorizado, doble ciego, en adultos de entre 18 y 55 años que consumían cannabis con regularidad. Utilizando tecnología portátil de escaneo cerebral, los investigadores compararon la actividad cerebral de 128 participantes bajo la influencia del THC versus un placebo.

El THC se asoció con una disminución de la conectividad funcional dentro de la corteza prefrontal en relación con el placebo, con las conexiones más débiles entre aquellos que informaron una mayor gravedad de la intoxicación.

Además, el THC se asoció con una mayor variabilidad (o estabilidad reducida) de la conectividad funcional de la corteza prefrontal, lo que podría indicar una capacidad reducida del cerebro para adaptarse o reconfigurarse eficientemente a los estímulos cambiantes. Finalmente, el THC se asoció con una menor actividad general dentro de la corteza prefrontal .

"Necesitamos más estudios para comprender cómo los efectos cerebrales de la intoxicación aguda por THC se relacionan con el rendimiento cognitivo y el deterioro operativo", dijo Gilman.

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27 may 2024

El REPROCANN, la marihuana medicinal y el caballo de Troya


Existe algo llamado pirámide de la evidencia científica, que viene a dar cuenta de cuán confiables son los diferentes modelos de investigación. Según este modelo, cuanto más cerca de la cúspide, más sólidas y fiables serán las evidencias reportadas. Pero a la inversa, cuanto más cercanas a la base mayor es el riesgo de manipulaciones y sesgos ideológicos. 

En la actualidad es vasta la evidencia de que, valga la redundancia, aún falta mucha evidencia sobre las potencialidades terapéuticas de los cannabinoides presentes en la planta de marihuana. O dicho de otro modo, aún no existe comprobación suficiente para demostrar que los beneficios para la salud son suficientemente mayores que los perjuicios. Porque para garantizar la efectividad de un fármaco elaborado a base de cannabinoides, se necesita avanzar desde la base (la experiencia personal de los usuarios, la opinión de expertos, la recopilación informal de casos), sorteando distintas instancias de prueba, experimentación y validación, hasta la cúspide de la pirámide (estudios de revisión sistemática o meta-análisis). Y si en alguna fase exploratoria ese fármaco generara algún efecto paradojal significativo, o bien no se demostrara mejora sustancial en la función buscada, la investigación queda descartada. 

La ciencia y la medicina operan de formas diferentes a los parámetros ideológicos de la política. 

La ley original de marihuana “medicinal" N°27350, sancionada en el año 2017 bajo la administración del ex presidente Mauricio Macri, establecía un interesante marco regulatorio para la investigación médica y científica del uso medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor de la planta de cannabis y sus derivados, garantizando y promoviendo el cuidado integral de la salud y previniendo posibles desvíos. Lejos de negar el fenómeno, lo que buscaba esta norma era brindar un paraguas de certezas científicas para poder avanzar en este aspecto. Lo que taxativamente esa norma no contemplaba era la posibilidad del autocultivo de marihuana, algo penalizado por la ley de estupefacientes.

Fue muy sintomático que apenas unos meses después de que se promulgara la ley, un grupo de diputados impulsara una modificación intentando introducir la posibilidad de la tenencia y del autocultivo. Aún más sugestivo fue que tres años después, el decreto 883/20 firmado por el ex presidente Alberto Fernández modificó la reglamentación de la 27350, cambió diametralmente su espíritu original y, amparado en el supuesto fracaso del Estado en garantizar el acceso a la salud del grupo poblacional alcanzado por la normativa, creó el troyano perfecto para habilitar un instrumento para el tan reclamado autocultivo: el Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis (REPROCANN). 

El decreto 883/2020 viene a ser la flecha descendente en la pirámide, la que nos acerca al relativismo ideológico y nos aleja de la evidencia científica que procuraba alcanzar la ley original del 2017. No sólo eso: al habilitar el autocultivo de marihuana para que cualquier persona elabore preparados “curativos” sin establecer qué cannabinoides son efectivos para qué dolencias, sin ningún tipo de protocolo de control sanitario, sin definir para qué usos, sin definir dosis, sin establecer contraindicaciones o riesgos, sin determinar edades, nos han convertido en conejillos de indias de una industria paralela del sanitarismo ilegal, que floreció al amparo de los grises normativos, la falta de controles, los desvíos, las avivadas y el vale todo. 

Por ejemplo, los famosos aceites de CBD (cannabidiol) que circulan libremente entre nosotros tienen una altísima toxicidad hepática. Está documentado y ampliamente comprobado el daño al hígado del consumidor, en especial en niños que están en plena etapa madurativa de este órgano, o en adultos mayores. En paralelo, convivimos con goteros y preparados de dudosa procedencia, que se comercializan en dietéticas y hasta en veterinarias. Pócimas y ungüentos magistrales que, para la creencia popular instalada, todo lo curan, todo lo sanan. 

Sin embargo, existen informes que demuestran que la marihuana no es mucho más efectiva que un placebo en, por ejemplo, paliar el dolor. Y que lo que existe es un condicionamiento social que predispone a la gente a confiar ciegamente en los beneficios, motorizado en gran parte por los medios masivos de comunicación, las revistas académicas y la información disponible en Internet. Sucede que si una persona cree que experimentará un alivio de su dolor usando un determinado producto o tratamiento, esto puede cambiar la forma en que terminan percibiendo las señales de dolor entrantes, haciéndoles pensar que su dolor es menos severo. 

No sólo eso. Las estadísticas oficiales demuestran un incremento del uso de marihuana en estos últimos tiempos. De acuerdo con el Observatorio Argentino de Drogas (OAD) de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), la prevalencia año de marihuana en población general era del 3,2% en 2010, 7,8 por ciento en 2017 y casi 14 por ciento en la última medición del 2022. El consumo de esta droga casi se ha duplicado en cinco años, y se ha cuadruplicado en doce.

¿Explicación? Al amparo de la proclama "medicinal", se produjo una sistemática y metódica construcción de un imaginario social relativista y banalizador, una baja en la percepción del riesgo, un aumento en la tolerancia social, y una mayor disponibilidad de cannabis debido a las flexibilizaciones normativas sobre el autocultivo (y los desvíos, claro). Porque aunque parezca increíble, resultaba sencillo inscribirse en el REPROCANN para cultivar con fines “medicinales” y utilizar ese paraguas legal con fines comerciales ilícitos. Y para los inadvertidos que suponen que para eso está la ley penal y la fuerza pública, sepan que el Ministerio Público Fiscal siempre ha tenido severos inconvenientes para acceder a la base de datos de cultivadores en los tiempos y formas que dictan cualquier allanamiento por infracción a la 23737.

Por otra parte, cualquier política pública implica una determinada utilización de recursos del Estado destinados a resolver alguna situación problemática que, desde una perspectiva de accountability, responsabilidad y rendición de cuentas, deben ser evaluadas y dimensionadas según su alcance y su impacto en el conjunto de la población. En el caso de la marihuana “medicinal”, el REPROCANN y el invocado derecho al acceso a la salud, un relevamiento a cargo de la Universidad Nacional de Quilmes, la revista THC y el Centro de Estudios de la Cultura Cannábica Argentina (Cecca) pone en evidencia que existiría un sobredimensionamiento y una magnificación de un fenómeno que, sin negarlo, no sería lo suficientemente significativo como nos quieren hacer creer.

La investigación estimó que en Argentina hay cerca de un millón y medio de usuarios de cannabis, de los cuales sólo dos de cada diez la consumen con fines medicinales. Si desglosamos por edades y finalidades de uso, las pruebas son aún más contundentes. En la franja de los 16 a 24 años (representa el 49 por ciento del total país), nueve de cada diez accede a la marihuana con fines recreativos. Entre los 25 y los 39 años (43 por ciento del total), el uso recreativo representa el 80 por ciento. Y en el resto de la población comprendida entre los 40 y los mayores de 70 años (8 por ciento del total), en la que uno supone que existirían mayores problemáticas de salud, recién a partir de los 55 años el uso medicinal es mayor que el uso con finalidades recreativas. 

A confesión de partes relevo de pruebas. 

Bien sabemos que lo recreativo siempre antecedió a cualquier otro uso posible, y que lo medicinal fue la posverdad perfecta para modelar el imaginario social y abrir las puertas a la legalización de la marihuana.¿Estaríamos ante una normativa diseñada originalmente para acompañar y resolver las problemáticas de salud de unas 300 mil personas aproximadamente, pero que con el troyano del autocultivo para uso recreativo “responsable” terminó dañando exponencialmente a un gran conjunto de la población, especialmente a nuestros niños, niñas y adolescentes?  

Entre varias de las bombas activadas por la administración saliente, la gestión del presidente Javier Milei se encontró en el REPROCANN con un total de 375.000 registros (de los cuales más de la mitad tienen credenciales inactivas), y un cuello de botella de unas noventa mil solicitudes pendientes de revisión. Lo más llamativo es que sólo un 4 por ciento de estas nuevas inscripciones cumple con alguno de los diagnósticos afines al Programa Nacional para el Estudio y la Investigación del Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus Derivados y Tratamientos No Convencionales. 

Por el contrario, ocho de cada diez prescripciones indicadas son por trastornos de ansiedad, insomnio y/o dolores. La lista de otras patologías o afecciones certificadas es realmente extensa y variopinta, desde dismenorreas hasta colon irritable. Algo así como una tómbola de diagnósticos en los que la marihuana emerge como la panacea. Algo así como dar en el blanco con los ojos vendados.

Dato color para el sinceramiento: el diagnóstico médico “con fines recreativos” alcanza el 3 por ciento de las solicitudes de inscripción sujetas a fiscalización en el REPROCANN.

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6 may 2024

Alerta por el incremento de síndrome de abstinencia de cocaína en neonatos en Argentina

No existe una base única y centralizada con indicadores que den cuenta de un fenómeno cada vez más habitual y creciente en Argentina. Pero el repetido hallazgo de rastros de drogas en los análisis realizados a bebés recién nacidos en hospitales de todo el país revela una incidencia cada vez mayor de adicciones entre mujeres embarazadas, que exige políticas efectivas de prevención y estrategias integrales de acompañamiento.

La última información remite al Ministerio de Educación, Cultura e Infancias de la provincia de Mendoza. Entre abril del 2023 y el mismo mes de este año, 120 infantes dieron positivo por cocaína en la pesquisa temprana que se realiza luego del alumbramiento en todos los hospitales públicos y privados de la provincia. Y al compararlo con el año anterior, existe un crecimiento del consumo de drogas en el embarazo y también durante la lactancia. En 2022 se registraron 60 pequeños tóxicos positivos en cocaína.

Entre 2018 y 2020, en el servicio de Toxicología del Hospital de Niños de La Plata, el porcentaje de consultas por casos de consumo de sustancias peligrosas en neonatos y lactantes pasó de un 2% a un 8%. En 2020 representaron un 54,1% sobre el total. En base a las 1700 consultas contabilizadas, de las sustancias detectadas en sangre, el 35% resultó ser cocaína, el 22% marihuana, el 18% alcohol, el 10% tabaco y el resto se reparte entre LSD, benzodiacepina y otras desconocidas.

El consumo de drogas durante un embarazo predispone a la prematurez y al retraso del crecimiento intrauterino. Habitualmente son bebés que dentro de la panza de la madre no alcanzan los estándares del crecimiento. Tienen baja talla, poco peso y un perímetro encefálico por debajo de los valores normales. Existe riesgo también de hemorragia cerebral. En estos casos, aumenta el riesgo de hemorragia materna y el desprendimiento de placenta, lo que lleva a una prematurez del niño. Estas cuestiones son sumamente complicadas y riesgosas tanto para la madre como para el recién nacido. 

Cuando el bebé que nace fue expuesto al consumo de sustancias se desarrolla un posible síndrome de abstinencia (por interrupción brusca de la sustancia con el corte del cordón umbilical) dentro de la primera semana de vida. Pueden aparecer apneas, dificultad para adaptarse a la vida extrauterina, iirritabilidad, trastornos en el sueño, rechazo a la alimentación, frecuencia cardiaca elevada e incluso convulsiones. También riesgo de muerte súbita. A largo plazo están descritas afecciones en el neurodesarrollo de los niños como déficit intelectuales, motrices, en la comunicación.

¿Y cuánto tiempo dura el síndrome de abstinencia neonatal? Según el daño que haya causado la sustancia en el organismo del bebé, puede haber consecuencias irreversibles. Una célula nerviosa dañada no se regenera. Pero, lo que refiere al tratamiento de desintoxicación al que se someten los nenes, tiene una extensión diferente según el caso que puede superar las dos semanas.

En el caso de no accionaer de forma holística, y de no realizar un acompañamiento integral, es probable que la transferencia de sustancias psicactivas se siga dando luego a través de la lactancia. al ser las drogas hidro y liposolubles, la leche materna es un vehículo favorable para que se absorba en el aparato digestivo del niño lactante. Por ello es que estrictamente se debería contraindicar la lactancia, y sugerirle a la mamá que se alimente con fórmula.

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23 abr 2024

Consumo de drogas: el tabú de la prevención

Uno de los peores azotes de nuestro tiempo, al menos en lo que respecta al enfoque preventivo en materia de uso y abuso de sustancias entre jóvenes, es la tácita aceptación de que las cosas son así porque no hay forma de modificarlas. Desde esta perspectiva cuasi resignatoria, el consumo ya viene dado, grabado en nuestra razón humana como un ADN indeleble. ¿Para qué luchar contra lo inevitable, si de todas formas sucederá y no podremos hacer nada para impedirlo?

La naturalización (o normalización) del consumo de drogas es, a mi entender, uno de los principales factores de riesgo que permitirían explicar y comprender esta conducta entre niños, niñas y adolescentes, y actuar en consecuencia. Es causa, y a la vez consecuencia, de una concatenación contextual de variables que se entremezclan y sedimentan a lo largo del tiempo. Porque la naturalización no viene dada, sino que es un constructo social.

Dicho de otro modo, si el sentido común mayoritario y preponderante lleva a los individuos de una sociedad a considerar ciertas acciones y creencias como naturales, las incorpora en su cotidianeidad de forma tan profunda que ni siquiera se las cuestiona. Recuerdo siempre una campaña de prevención y educación para la salud del año 2011, lanzada por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad del gobierno de España. A lo largo de todo el spot se ponía en tensión el concepto de “normalidad” según cada etapa de desarrollo y crecimiento de los niños y niñas, reprochando la naturalización del inicio del consumo de alcohol a los trece años.

Aquella campaña tendría hoy absoluta vigencia, porque hacía eje en reflexionar acerca del gran peligro que reviste asignarle la categoría de “normal/natural” a hechos sociales como el uso de drogas. Porque si una sociedad renuncia a problematizar estas prácticas, se termina validando que se transformen en conductas habituales. Y con el correr de los años se vuelven inmodificables, porque han logrado desplazar el umbral del riesgo y de aceptación social. Es como una tuerca oxidada, casi imposible de remover.

Entonces, consecuencia directa de la naturalización, es la tolerancia social. Probado está que la desaprobación del conjunto a ciertos comportamientos dañinos o socialmente disvaliosos puede ser una fuerza potente para proteger la salud y la seguridad pública. Incluso algunos tabúes, algunos mojones de conducta no escritos pero enraizados en la comunidad, son eficaces como forma de impulsar cambios de comportamiento (positivos o negativos). Como ejemplo se me ocurre el reproche social a fumar en espacios compartidos, algo que es mucho más eficaz que cualquier posible sanción legal (más allá de que exista normativa específica para estos casos, y que el tabú suele anteceder al derecho).

Sepan disculpar. Quizás suena algo extremo plantear que ciertos impedimentos culturales, religiosos o sociales pueden llegar a constituir un potente factor de protección. Pero si sumamos otras variables al debate, la hipótesis de cómo ciertas normas comunitarias (que son mojones de comportamiento no escritos) actúan como diques de contención ante la normalización del uso de sustancias, puede fortalecerse.

En Suecia, las tasas de tabaquismo entre las mujeres igualan o superan a las de los hombres. En cambio en China, las tasas para los hombres son veinticinco veces más altas que para las mujeres. Estos indicadores nada tienen que ver con diferencias biológicas entre mujeres suecas y chinas, sino con el poder de la aprobación y/o desaprobación social en un contexto determinado.

Otro ejemplo. Los diez países con mayor proporción de personas con problemas de alcoholismo son europeos. En algunos casos, y sin que suene a justificativo, ciertas condiciones climáticas adversas resultan un detonante para el uso abusivo de las bebidas con alcohol. En contrapartida, las únicas regiones que ciertamente no tienen ningún problema con la bebida son Medio Oriente y el Magreb. La razón: la mayor parte de la población profesa el Islam, una religión que prohíbe el consumo de alcohol. El Islam se desarrolló en regiones muy secas, en parte desierto. En regiones donde el agua era un bien precioso y escaso, el consumo de alcohol resulta bastante desaconsejable no desde lo moral, sino desde lo biológico.

Lo que sucedió con el alcohol, en términos de tolerancia y de óxido, ahora está ocurriendo con la marihuana y sus pretendidas potencialidades medicinales. Creo que necesitamos urgentemente volver a poner al riesgo en el centro de nuestras estrategias preventivas, y a las adicciones y los usos problemáticos en el centro de la opinión pública. La normalización y la naturalización de ciertas conductas resultan determinantes para establecer prioridades en la agenda. Aquello que no se problematiza no merece atención ni intervención por parte de un Estado, y pasa a convertirse en un micro asunto de las personas afectadas y su círculo cercano que, por su escasa magnitud, no reúne el criterio de valor noticia que el periodismo requiere para otorgarle visibilidad mediática. Y viceversa.

El discurso público sobre las drogas también constituye una posible variable de modelaje contextual, que en sus extremos puede ser un factor de riesgo o de protección en función de que determina nuestros imaginarios sociales, la forma en cómo pensamos o cómo interpretamos la realidad en un espacio y tiempo determinados.

La subjetividad colectiva es otro factor de riesgo (o de protección). Vamos a otro ejemplo concreto. La ciencia aún no ha determinado la efectividad terapéutica del uso de ciertos componentes de la planta de cannabis, ni tampoco se ha podido establecer con certeza que los posibles beneficios superan a los perjuicios para la salud. Sin embargo, a lo largo de los últimos años, al amparo de sus supuestas propiedades panaceicas, se ha ido arraigando una mirada sumamente laxa y benévola en torno al consumo de marihuana con fines medicinales, que ha contribuido a reducir la percepción de riesgo.

Sucede que no importa mucho lo que algo es, sino lo que creemos que algo es. En tiempos de posverdades, creencia y evidencia no necesariamente circulan por carriles idénticos.

Y cuando una suposición se vuelve (supuestamente) mayoritaria y dominante, pensar distinto se torna un acto contracultural y revolucionario, a menudo insostenible para todos los que enarbolan pensamientos opuestos en el campo de la reducción de la demanda de drogas.

Así opera la espiral del silencio.Así se pasa de la sanción social a la normalización. Así se naturalizan ciertas conductas. Quizás no estamos muy lejos de empezar a visualizar a la prevención del uso de drogas como un nuevo tabú.

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16 abr 2024

Avanzan las iniciativas para incluir advertencias sobre los riesgos del consumo de alcohol

A partir de 2026, una ley exigirá que los envases de cerveza, vino y licor que se vendan en Irlanda tengan una etiqueta con dos advertencias en letras mayúsculas rojas: “HAY UN VÍNCULO DIRECTO ENTRE EL ALCOHOL Y LOS TIPOS MORTALES DE CÁNCER” y “EL CONSUMO DE ALCOHOL PROVOCA ENFERMEDADES HEPÁTICAS”. Este requerimiento, que se convirtió en ley el año pasado, está respaldado por investigaciones científicas de varias décadas y va mucho más allá de lo que cualquier otro país haya emitido hasta ahora sobre los riesgos para la salud derivados del consumo de alcohol. 

Las pruebas que vinculan el consumo de alcohol con el cáncer están bien fundadas. En 1988, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por su sigla en inglés), de la Organización Mundial de la Salud, concluyó que el alcohol es un cancerígeno para los seres humanos. Las investigaciones en las décadas que siguieron no han hecho más que apuntalar esa conclusión, por ejemplo, en relación con el cáncer hepático, de mama, colorrectal y de esófago. En el mes de noviembre, la OMS y el IARC declararon en un comunicado conjunto: “No se puede determinar ninguna cantidad segura de alcohol para no desarrollar cáncer”.

El requisito ha desatado una fuerte oposición por parte de todas las empresas de bebidas alcohólicas en el mundo. A fines de 2022, un grupo de destacados países europeos exportadores de bebidas alcohólicas presentaron objeciones formales a la Comisión Europea, la rama ejecutiva de la Unión Europea, en las que alegaban que las etiquetas de Irlanda entorpecían el libre comercio y no eran ni adecuadas ni proporcionadas para disminuir el daño provocado por el alcohol.

En las reuniones de comités de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en los meses de junio y noviembre, las agrupaciones comerciales y once países exportadores de bebidas alcohólicas, entre ellos Estados Unidos, manifestaron sus inquietudes, cuestionaron la validez científica de la advertencia de desarrollo de cáncer y alegaron que las etiquetas de Irlanda atentarían contra el libre comercio.

En comentarios presentados a la OMC, el Consejo de Licores Destilados de Estados Unidos tildó las etiquetas de “imprecisas” y “engañosas”. Este grupo también insinuó que “este importante objetivo de salud pública se gestionaría mejor” si fuera parte de una labor paralela para atender el cáncer en la Unión Europea, una zona donde se ha demostrado que la industria de las bebidas alcohólicas tiene una mayor influencia.

Pero al margen, la iniciativa de Irlanda está haciendo que algunos otros países presionen para tomar medidas parecidas. Por ejemplo en Tailandia el gobierno está en las etapas finales de redactar una normativa que requiere que los productos que contienen alcohol lleven imágenes gráficas acompañadas de advertencias con textos como “las bebidas alcohólicas pueden ser causa de cáncer”. En Canadá, el Parlamento presentó un proyecto de ley que exigiría que las etiquetas de todas las bebidas alcohólicas hablen de un “vínculo causal directo entre el consumo de alcohol y el desarrollo de tipos de cáncer mortales”. En Alaska también se avanza en un proyecto similar.

Resta mucho por hacer. Sólo una cuarta parte de los países exige algún tipo de advertencia sanitaria relacionada con el alcohol, y el lenguaje que debe usarse es impreciso. 

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2 abr 2024

Marcha atrás con la despenalización de la tenencia de drogas en Oregón

La gobernadora de Oregón, Tina Kotek, firmó un paquete de proyectos de ley que vuelve a convertir en delito la posesión menor de drogas e invierte millones en programas de salud conductual, lo que marca oficialmente el fin de la corta (y políticamente conflicitiva) experiencia del estado con la despenalización de las drogas. La nueva ley voltea un punto central de la Medida 110, enfoque aprobado en 2020, que convertía la posesión menor de drogas ilícitas como fentanilo, metanfetamina y heroína en una infracción no penal equivalente a una multa de tráfico.

El cambio entrará en vigor el 1° de septiembre de este año, convierte la posesión de pequeñas cantidades de drogas duras en un delito menor nuevament,e y crea una nueva clase de infracción que conlleva el potencial de hasta 180 días de cárcel. Durante los debates, los legisladores enfatizaron que las personas encontradas consumiendo drogas ilícitas deberían tener múltiples oportunidades para recibir tratamiento antes de ser enviadas a la cárcel. 

Kotek expresó que espera que el Departamento Correccional “agote las oportunidades no relacionadas con la cárcel para imponer sanciones por delitos menores” y garantice un “enfoque consistente de supervisión cuando un individuo es liberado” de la custodia para ingresar a tratamiento. Agregó que los programas previos al arresto ayudarán a “reducir las consecuencias colaterales de la participación del sistema de justicia y puede ayudar a mitigar las disparidades raciales y étnicas que se prevé que creará esta legislación”.

Además, otro proyecto paralelo firmado por la gobernadora, reserva 211 millones de dólares para programas y proyectos destinados a ampliar el acceso al tratamiento por abuso de sustancias, incluso en las cárceles, y a los servicios de salud mental en todo Oregón. También incluye financiación para la educación sobre la prevención del abuso de sustancias. Parte de los fondos seguirían proviniendo de los impuestos sobre el cannabis legal.

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8 mar 2024

Algunas consideraciones sobre la legalización de la marihuana en Alemania

Después de dos años de debates en el parlamento, en los que muchos expertos advirtieron sobre las implicaciones negativas de la legalización para la protección de niños y jóvenes y el aumento de los riesgos para la salud relacionados con consumo de cannabis, la coalición de gobierno en Alemania votó, no obstante, a favor del plan propuesto, que tenía una gran motivación política.  La votación plantea muchas preguntas, incluidos los detalles de la ley y su impacto para Alemania y los países de la Unión Europea.

El 23 de febrero de 2024, el Bundestag alemán aprobó la semilegalización del cannabis a partir del 1 de abril de 2024. El plan fue presentado y adoptado por la Coalición Ampel (que incluye al SPD (socialdemócratas), die Grünen (los Verdes) y El FDP (liberales), la CDU/CSU (demócrata-cristianos) y la AFD (derecha) votaron en contra del plan.

Originalmente, la Coalición Ampel planeaba liberalizar completamente el cannabis (uso, cultivo y comercio) en Alemania a más tardar en 2023. Debido a la oposición dentro de Alemania y a los planes contrarios a la normativa europea, los planes de legalización se han modificado y su votación se ha pospuesto varias veces. Los planes recientemente adoptados están orquestados como un modelo de dos pilares. El primer pilar permitirá el cultivo privado para consumo personal (1 de abril de 2024) y el cultivo no comercial de cannabis en clubes de cannabis regulados (julio de 2024). El segundo pilar se centrará en pilotos en los que se pondrá a prueba la cadena de suministro comercial. Estos planes se prepararán durante la implementación del pilar uno y se llevarán a cabo conversaciones con la UE.

¿Qué implica el plan adoptado? A partir del 1 de abril:

  • El cannabis ya no se considera una sustancia ilegal en Alemania y puede consumirse legalmente.
  • Los adultos (mayores de 18 años) que hayan residido oficialmente en Alemania durante al menos 6 meses pueden cultivar hasta 3 plantas por adulto en su hogar para uso personal (un hogar con varios adultos solo puede plantar hasta tres plantas juntas).
  • Se debe proteger a los niños y jóvenes de las plantas cultivadas en casa.
  • Los adultos (mayores de 18 años) pueden poseer hasta 50 gramos de cannabis seco para uso personal en el hogar (ámbito privado).
  • Los adultos (mayores de 18 años) pueden poseer hasta 25 gramos de cannabis para uso personal en un entorno público.
  • Se permite el consumo de cannabis más allá de los 100 metros de colegios, instalaciones infantiles y juveniles e instalaciones deportivas públicas.
  • No se permite el consumo en las zonas peatonales entre las 7 y las 20 horas.

A partir del 1 de julio (aproximadamente):

  • Se permite el establecimiento y apertura de clubes de cannabis en los que se permite el cultivo sin fines comerciales a sus miembros.
  • Los clubes de cannabis no pueden superar los 500 miembros, que deben ser alemanes o residentes habituales y se debe verificar su edad.
  • Los clubes de cannabis pueden donar hasta 25 gramos al día a sus socios o 50 gramos al mes.
  • Para aquellos entre 18 y 21 años, se permiten 30 gramos por mes con una cantidad restringida de THC del 10%.
  • Los gobiernos estatales pueden limitar el número de asociaciones de cultivo a una por cada 6.000 habitantes por distrito o ciudad independiente.
  • Los clubes de cannabis pueden proporcionar 7 semillas de cannabis o 5 esquejes por mes a no socios (adultos) para su cultivo privado para consumo propio.
  • En los clubes se puede proporcionar información y asesoramiento.
  • El cannabis estará disponible para la venta en tiendas autorizadas, como farmacias. Sin embargo, al principio solo se ofrecerá en tiendas autorizadas en regiones piloto mientras la posesión y el uso de cannabis serán legales a partir del 1 de abril.
  • Con carácter general, se prohibirá la publicidad y el patrocinio de asociaciones de consumidores y cultivadores de cannabis. Además, el gobierno planea fortalecer la prevención a través de una campaña de concientización sobre los efectos y riesgos del cannabis. Se reevaluarán los casos legales relacionados con el cannabis que se están tramitando actualmente.
  • La legalización actual del cannabis medicinal sigue siendo la misma y se requerirá receta médica para el cannabis.

Transcurridos los primeros 18 meses, se realizará una evaluación de los impactos en la protección de la infancia y la juventud y en el comportamiento de consumo de niños y jóvenes. Después de los dos primeros años, se publicará un informe provisional sobre los efectos de la ley, incluidos los efectos sobre el crimen organizado relacionado con el cannabis, incorporando la experiencia de la Oficina Federal de Policía Criminal. Finalmente, se presentará una evaluación integral y final cuatro años después de la fecha de implementación.

El plan de semilegalización es muy preocupante y presentará muchos desafíos dentro y fuera de Alemania. Casi todos los puntos del plan son cuestionables y se espera que conduzcan a un mayor riesgo de exposición y consumo de cannabis entre los jóvenes en lugar de una reducción, como fue uno de los principales argumentos de la coalición de gobierno.

Si bien el plan incluye una iniciativa de campaña de sensibilización para prevenir el consumo de drogas entre los niños, el presupuesto general para prevención ha sufrido un recorte inmenso y muy probablemente afectaría la capacidad de desarrollar e implementar la campaña. Además, una campaña de sensibilización no es suficiente para evitar la exposición al cannabis entre niños y jóvenes. Las investigaciones muestran que la prevención requiere inversiones sistemáticas a largo plazo en actividades e intervención de prevención temprana, centrándose en programas universales y selectivos que incluyan la prevención basada en la familia, la escuela, los medios de comunicación y la comunidad, la prevención ambiental y la prevención apropiada para la edad y el género. 

La legalización del cannabis alimenta la tendencia actual de normalizar la droga, que ya ha provocado a nivel mundial un aumento del consumo entre los jóvenes y seguirá haciéndolo. Desde que esté legalizado, la percepción de riesgo por su uso disminuirá. Además de esto, como ocurre con el alcohol, suele ser fácil para los jóvenes acceder a una sustancia siendo menores de edad a través de amigos o por falta de control cuando está legalizada.

Además, la posibilidad de consumir cannabis en casa y plantar 3 plantas por hogar aumenta drásticamente los riesgos de exposición del niño al cannabis. Si bien el plan incluye la necesidad de proteger al niño del cannabis y sus derivados, será imposible regularlo, como afirmó la policía.

Otras normas sobre las que la policía ha compartido sus críticas y que consideran una carga para su trabajo será la necesidad de regular el consumo de cannabis en un radio de 100 metros de escuelas, instalaciones infantiles y juveniles e instalaciones deportivas públicas, aumentando el riesgo de exposición al cannabis. entre los niños, así como la conducción bajo los efectos del alcohol, aumentando los riesgos de accidentes de tráfico.

Además, la reducción prevista del crimen organizado mediante la legalización del cannabis no se produciría pronto. Los planes incluyen la creación de clubes de cannabis a partir del 1 de julio, que permitirían a los residentes alemanes convertirse en miembros y comprar cannabis legal para no tener que depender más del mercado negro y recibir productos modificados. Sin embargo, el consumo de cannabis será legal a partir del 1 de abril. Incluso si se permitiera que los clubres cannábicos comenzaran a funcionar a partir del 1 de julio (ya que se esperan retrasos en el plan), para entonces no estaría listo ningún cannabis legal. Esto crea un intervalo desde el 1 de abril hasta la apertura de los clubes de cannabis, lo que incita al público a comprar cannabis en el mercado negro. Además, aquellos que no puedan ser miembros de los Cannabis Clubs o quieran comprar productos más baratos seguirán recurriendo al mercado negro.

Además, el público podrá portar 25 gramos de cannabis en público y conservar 50 gramos en el ámbito privado. Estas cifras son elevadas y sería difícil para la policía determinar si la persona lleva cannabis para uso personal o para la venta (como referencia, la cantidad de cannabis permitida en los Países Bajos es de 5 gramos por persona).

En general, la aprobación de los planes de semilegalización en Alemania probablemente provocará una ola en Europa. Su aprobación y la respuesta inadecuada o ignorancia de la Unión Europea muestran la capacidad de otros países para seguir el ejemplo de Alemania. Países como la República Checa ya han compartido su interés en iniciar conversaciones sobre la legalización basándose en los resultados en Alemania. Esta tendencia es preocupante y los datos de varios países y estados en los que el cannabis ha estado legalizado durante varios años han demostrado que el consumo de cannabis ha aumentado en lugar de reducirse.

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26 feb 2024

¿El prohibicionisno funciona? El caso de los cigarrillos mentolados


Según una investigación publicada en la revista Nicotine & Tobacco Research, el "prohibicionismo" sería una herramienta sanitaria y social efectiva para desalentar el consumo de cigarrillos mentolados o saborizados. El informe analizó estudios que examinaron los efectos de las prohibiciones en más de 170 localidades de Estados Unidos, dos Estados y varios países de la Unión Europea.

Los resultados combinados muestran que aproximadamente una cuarta parte de los fumadores mentolados dejaron de fumar en uno o dos años, cuando se prohibió la sustancia en los cigarrillos. Asimismo, de los fumadores mentolados que no dejaron de fumar después de que se implementaron las prohibiciones, aproximadamente la mitad cambió a cigarrillos no mentolados, el 12 por ciento cambió a otros productos de tabaco saborizados y otra cuarta parte encontró una manera de seguir fumando mentolados.

Los estudios reflejaron que las regulaciones nacionales resultarían más efectivas. Las tasas de tabaquismo de cigarrillos mentolados fueron más bajas en entornos con prohibiciones nacionales, y más altas cuando sólo existían prohibiciones locales o estatales. La industria tabacalera había argumentado de que una prohibición nacional sería sumamente peligrosa, porque las personas irían al mercado negro y buscarían sustancias ilícitas, lo cual derivaría en un incremenrto en la violencia. Nada de esto sucedió.

Las restricción integrales resultarían de gran ayuda también para abordar el problema en poblaciones vulnerables, apuntadas desde los avisos publicitarios desde décadas. Un estudio del 2020 mostró que un 43 por ciento de todos los adultos fumadores usaban cigarrillos metolados, mientras que esa relación trepaba a más del 83 por ciento de la población negra. Del mismo modo, mientras que el 29 por ciento de los heterosexuales fumaba mentolados, el 36 por ciento de las personas LGBT lo hacían. Con respecto a los niños, más de la mitad de los que fumab eligieron estos cigarrillos, un factor de riesgo para convertirse en usuarios regulares. 

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26 ene 2024

Conducción bajo los efectos de la marihuana, preocupante tendencia en los Estados Unidos


Un estudio reciente realizado por la Drug Free America Foundation, Inc. ha descubierto resultados alarmantes sobre los peligros de conducir bajo los efectos de sustancias psicoactivas, particularmente bajo la influencia de la marihuana con alto contenido de THC. Este estudio ha arrojado luz sobre los mayores riesgos asociados con el consumo de marihuana en aquellos Estados que han adoptado políticas más permisivas sobre esta droga. Los hallazgos sirven como un llamado a tomar medidas urgentes para abordar esta creciente preocupación por la seguridad pública.

El estudio revela una tendencia preocupante: en los Estados donde la marihuana con alto contenido de THC está legalizada, ya sea con fines médicos o recreativos, la frecuencia de conducción bajo los efectos de esta sustancia es un 32 por ciento más alta que en los Estados con regulaciones más estrictas. Las consecuencias de las políticas más flexibles sobre la marihuana en los 18 Estados menos restrictivos han resultado en un millón más de casos de conducción bajo los efectos de la marihuana, lo que representa una amenaza significativa para la seguridad del tráfico.

El estudio clasifica los 50 estados en dos grupos según sus políticas sobre la marihuana. El primer grupo comprende estados menos permisivos que han despenalizado el consumo de marihuana o implementado programas medicinales bajos en THC. El segundo grupo incluye estados más permisivos con programas medicinales con alto contenido de THC y programas completos de marihuana recreativa. En particular, el número de estados con programas recreativos completos ha aumentado a lo largo de los años, lo que indica un cambio en las políticas sobre la marihuana.

Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio es el dramático aumento de las muertes atribuidas a la conducción bajo los efectos de la marihuana. Entre 2000 y 2018, las muertes en los EE. UU. por incidentes de este tipo aumentaron del 9 por ciento de todos los accidentes fatales a un alarmante 21,5 por ciento. Este aumento de muertes se correlaciona con la relajación de las restricciones a la marihuana, lo que genera preocupación sobre los riesgos potenciales asociados con este cambio cultural.

El estudio enfatiza la introducción de una cultura más permisiva debido a la flexibilización de las restricciones a la marihuana en los estados legalizados. El estudio señala además que se han hecho pocos esfuerzos para abordar los riesgos potenciales de conducir bajo los efectos de la marihuana. La respuesta a la promulgación de políticas de legalización de la marihuana es evidente: el consumo de marihuana autoinformado en el último año se disparó del 10,4 por ciento en 2002 al 19,3 por ciento en 2021.

Al mismo tiempo, la potencia de la marihuana ha experimentado un aumento exponencial. De los modestos niveles de THC de la "Woodstock Weed" del 1 al 3 por ciento, la marihuana comercial moderna promedia niveles de THC entre el 19,2 y el 21,5 por ciento. El estudio también señala la falta de esfuerzos para reforzar los riesgos potenciales que la conducción bajo los efectos de la marihuana representa para la seguridad del tráfico en medio de estos importantes cambios culturales.

Todo esto se ve agravado por el hecho de que abordar los desafíos que se enfrentan al detectar y hacer cumplir las leyes de conducción bajo los efectos de la marihuana, utilizando los métodos actuales, es una ciencia imperfecta. Las pruebas tradicionales de alcohol en sangre o de sobriedad, efectivas para casos relacionados con el alcohol, son ineficaces e inadmisibles en los tribunales por casos de marihuana. Esto presenta un obstáculo importante para garantizar el cumplimiento de las leyes relacionadas con la conducción bajo los efectos de sustancias.

El estudio subraya la necesidad crítica de que estos resultados influyan en futuros debates políticos. Los datos de aplicación de la ley revelan que entre el 11 y el 23 por ciento de la marihuana recreativa vendida termina en manos de menores, lo que genera preocupación sobre el impacto en las generaciones más jóvenes. Además, se espera que la legalización de salas de consumo en siete Estados y de las tiendas de marihuana para venta al paso contribuya al aumento de los casos de intoxicación por marihuana en la conducción.

En respuesta a estos inquietantes hallazgos, Drug Free America Foundation, Inc. ha lanzado una campaña publicitaria integral para crear conciencia sobre los peligros de conducir bajo los efectos de la marihuana. Se está promocionando un video de larga duración que detalla estos peligros, junto con tres videos de 15 segundos, a través de una campaña de marketing digital multiplataforma en mercados de medios específicos en todo Estados Unidos. El objetivo es educar a los tomadores de decisiones y a los automovilistas sobre la urgente necesidad de tomar medidas para abordar los riesgos asociados con la conducción bajo los efectos de la marihuana.

Mientras la nación lidia con las consecuencias de las políticas permisivas sobre la marihuana, es crucial reconocer el alarmante aumento de la conducción bajo los efectos de la marihuana y su impacto de gran alcance en la seguridad pública. Los hallazgos del estudio sirven como una llamada de atención, instando a los formuladores de políticas, las agencias policiales y al público a colaborar para abordar los riesgos asociados con el consumo de marihuana mientras se conducen vehículos. El camino que tenemos por delante exige un esfuerzo concertado para aumentar la conciencia, aplicar medidas efectivas y priorizar la seguridad de todos los usuarios de la vía. La acción inmediata es esencial para frenar los crecientes peligros de conducir bajo los efectos de la marihuana y salvaguardar el bienestar de las comunidades en todo el país.

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25 ene 2024

Presentan dos declaraciones internacionales sobre prevención y recuperación


En estos últimos días han tomado estado público dos declaraciones vinculadas con el ámbito de la recuperación y de la prevención de adicciones. Se trata de The Global Position Paper on Recovery (GPPR) y de la Declaration of Oviedo, the 2024 Global Initiative on Drug Use Prevention.  

Ambos instrumentos son el resultado de un esfuerzo de colaboración sin precedentes por parte de investigadores, organizaciones de la sociedad civil, instituciones y personas involucradas en la problemática.

En el caso del GPPR, los objetivos compartidos fueron contribuir al desarrollo de un enfoque unificado y una posición global sobre la recuperación de las adicciones, crear conciencia sobre la importancia de invertir en organizaciones y sistemas de recuperación y comprometerse a trabajar juntos para crear una plataforma internacional para prácticas y políticas compartidas de recuperación de adicciones. El lanzamiento oficial del documento está previsto durante la reunión de la Comisión de Estupefacientes de la ONU en Viena, en marzo de este año.

Por su parte, la Declaración de Oviedo contó con la la participación de más de 150 expertos de todo el mundo, presenta diez propuestas para ampliar la prevención eficaz y basada en evidencia en la vanguardia de las políticas de drogas. Esta iniciativa colectiva surge de una consulta de expertos internacionales organizada en Oviedo (España) en junio de 2023 por Proyecto Hombre.

A través de los links es posible adherir a ambos posicionamientos, ya sea de forma individual como institucional.


 


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16 ene 2024

¿La estigmatización como factor de protección?


Días atrás me compartieron un brillante artículo escrito por Keith Humphreys y Jonathan Caulkins, en el que se planteaba un enfoque bastante disruptivo y poco convencional: las campañas para desestigmatizar el consumo de drogas duras, como el fentanilo, representan un error profundo. 

En esa línea, las teorías de que el estigma contra el consumo de drogas es éticamente incorrecto y que, al mismo tiempo, empeoran las respuestas de los sistemas públicos de salud, ganan terreno entre los adeptos a la reducción de daños y los consumos no problemáticos. Son los mismos que sostienen que ningún cambio en las políticas públicas tiene verdadera capacidad para impactar sobre las prevalencias del consumo de drogas, y que ningún gobierno debería intentar reducir el uso de sustancias, incluso si pudieran hacerlo, ya que se trata de decisiones individuales y privadas.

Para Humphreys y Caulkins, los seres humanos somos sumamente vulnerables, en especial aquellas vidas traumatizadas y duras. Por eso es necesaria la empatía ante las personas afectadas por una adicción, y la necesidad moral de encontrar ayuda. Pero la destigmatización es un enfoque profundamente equivocado. La desaprobación cultural del comportamiento dañino, de ciertas conductas socialmente disvaliosas, como por ejemplo el fumar en espacios compartidos, puede ser una fuerza potente para proteger la salud y la seguridad pública. La mayoría de las estrategias de reducción de daños son mucho menos poderosas y, como respuesta primaria a la crisis de las drogas que se vive en los Estados Unidos, incluso son inadecuadas: las tasas de adicción y mortalidad siguen siendo terriblemente altas en áreas que han evitado abordar el consumo de drogas y simplemente se han centrado en reducir riesgos y administrar el uso de sustancias.

Vaya un ejemplo. La provincia canadiense de Columbia Británica ha transformado a la reducción de daños en la pieza central de su estrategia de respuesta a las drogas. Despenalización, atención médica universal y amplia gama de servicios de salud a usuarios de sustancias (heroína suministrada en clínicas y distribución legal de opioides). No obstante, su tasa de muertes por sobredosis es casi idéntica a la de Carolina del Sur, que mantiene el "viejo paradigma" del castigo penal disuasorio, y proporciona poco en materia de servicios de reducción de daños. Que enfoques tan radicalmente diferentes produzcan el mismo resultado sugiere tener cierta cautela al momento de plantear el potencial de la reducción del daño como la panacea.

Otro dato no menor, que a menudo se olvida, es que por definición, la reducción de daños sólo ayuda a personas que ya consumen drogas. El objetivo, en primer lugar, debe ser disuadir a la gente de utilizarlas. Desestigmatizar el consumo de drogas hace lo contrario. Los tabúes existen, en parte, porque son eficaces como forma de impulsar cambios de comportamiento. El tabaquismo es el mejor ejemplo que se nos puede ocurrir de cómo la cultura puede modelar conductas de forma positiva.

Si sumamos otra variable al debate, la hipótesis se fortalece. ¿Qué sucede con los enfoques y brechas de género? En Suecia, las tasas de tabaquismo entre las mujeres igualan o superan las de los hombres. En cambio en China, las tasas para los hombres son 25 veces más altas que para las mujeres. Esto nada tiene que ver con diferencias biológicas entre mujeres suecas y chinas, sino con el poder de la aprobación y/o desaprobación social. Lo que algunas mujeres consideran una victoria en general en términos de igualdad de derechos, en el campo del consumo de drogas es toda una derrota. No existe celebración alguna en que exista paridad estadística en el consumo entre hombres y mujeres (especialmente en población adolescente), cuando sabemos que biológicamente (no culturalmente) el daño en el organismo femenino es mucho mayor. 

Parece duro plantear que la estigmatización puede constituir un factor de protección, en especial cuando la agenda internacional propicia el concepto de "reducir el estigma y la discriminación hacia las personas con adicciones". Pero no puedo más que adherir a esta idea de cómo las normas comunitarias (que son mojones de comportamiento no escritos) actúan como barreras, como diques de contención, ante la normalización del uso de sustancias. 

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