El consumo de cannabis "medicinal" es visto comúnmente como una solución razonable para el manejo del dolor por el público. Pero la evidencia actual refleja resultados contradictorios.
Un estudio de cohorte retrospectivo comparó los umbrales de tolerancia al dolor en participantes que informaron un consumo diario de cannabis con individuos que informaron un consumo diario de nicotina inhalada, consumo diario de cannabis y nicotina inhalada, y ningún consumo de cannabis/nicotina (grupo de control). Todos los participantes recibieron un estímulo doloroso (la prueba de presión en frío [CPT]), con el tiempo hasta el dolor informado como medida de resultado principal.
Las personas que consumían cannabis a diario demostraron una reducción significativa en la tolerancia al dolor con un tiempo CPT medio de 46 segundos, en comparación con el tiempo CPT medio del grupo de control de 105 segundos.
Los participantes con consumo diario de nicotina inhalada demostraron un resultado similar a aquellos con consumo diario de cannabis, con un tiempo CPT medio de 45 segundos, pero este resultado tuvo significación estadística marginal.
En general, los participantes que consumían diariamente cannabis y nicotina demostraron una reducción significativa en la tolerancia al dolor con el tiempo CPT medio más bajo (26 segundos).
El estudio Daily cannabis use may cause cannabis-induced hyperalgesia contribuye a un creciente conjunto de pruebas de que el consumo diario de cannabis puede producir un aumento de la sensibilidad al dolor y dolor crónico (o sensibilización central). Los autores postulan que el procesamiento oponente (la desensibilización de los receptores CB1 y CB2 que hace que el mecanismo complementario disfórico del cerebro funcione a toda marcha) puede desempeñar un papel en la hiperalgesia inducida por el cannabis.
A su vez, los pacientes pueden verse obligados a intensificar su consumo y correr el riesgo de desarrollar un trastorno por consumo de cannabis. Dadas las implicaciones, el consumo de cannabis con fines médicos debe abordarse con cautela. La relación entre los individuos con una tolerancia al dolor inherentemente reducida y el consumo posterior de cannabis merece una mayor investigación.