10 nov 2023

El consumo abusivo de alcohol se asocia con obesidad


La epidemia de obesidad es uno de los desafíos de salud pública más graves del siglo XXI. Se ha estudiado el alcohol como un posible factor de riesgo de obesidad, pero la evidencia es discordante. A través de un estudio analítico transversal utilizando datos secundarios de la encuesta "Irlanda Saludable" del años 2017 see examinó la asociación entre el consumo de alcohol y la obesidad en una muestra de la población adulta irlandesa.

Se analizaron datos descriptivos y comparativos para identificar asociaciones entre variables relacionadas con el uso de alcohol, la circunferencia de la cintura (CC) y el índice de masa corporal (IMC), y se realizó un análisis para examinar las asociaciones entre el consumo nocivo de alcohol y estos dos indicadores de obesidad.

Sobre un total de 6.864 encuestados de 25 años o más, la mayoría (81,9 por ciento eran consumidores de alcohol. Dos de cada tres lo hacía con una frecuencia a al menos tres veces por semana. Casi la mitad (47,7 por ciento) eran considerados consumidores abusivos. El consumo excesivo de alcohol se asoció positivamente con la CC, mientras que la frecuencia de la ingesta de alcohol se asoció significativa e inversamente con el IMC.

El estudio The association between alcohol intake and obesity in a sample of the Irish adult population, a cross-sectional study mostró asociaciones positivas entre el consumo excesivo y de riesgo de alcohol (puntuación AUDIT-C ≥ 5) y los indicadores de obesidad (tanto IMC como CC). Después de controlar el consumo excesivo de alcohol y la frecuencia del consumo de alcohol, el consumo excesivo de alcohol continuó estando asociado significativamente con la circunferencia de cintura mayor y con el sobrepeso/obesidad.

Aún queda por comprender el mecanismo subyacente a través del cual el consumo excesivo de alcohol se asocia con la obesidad. Según la literatura existente, el consumo de alcohol aportando casi siete kilocalorías de energía. Se ha descubierto que tiene un efecto adicional sobre la energía obtenida de otras fuentes no alcohólicas, lo que puede provocar aumento de peso por complementación. Además, el alcohol suprime la oxidación de grasas, favorece el almacenamiento de lípidos y actúa como precursor de la síntesis de grasas. Además, la ingesta de alcohol aumenta la secreción de cortisol, lo que posteriormente afecta el patrón de distribución de la grasa en el cuerpo.

Asimismo, el consumo excesivo de alcohol tiene un efecto catabólico en el tejido muscular, lo que provoca el depósito de grasa en los órganos viscerales y los músculos,y conduce al desarrollo de diversas enfermedades no transmisibles, incluidas la obesidad y la diabetes mellitus.

Por otro lado, el estudio mostró una asociación inversa entre la frecuencia de consumo de alcohol y el sobrepeso/obesidad. Varios factores podrían explicar este dato. En primer lugar, la ingesta de alcohol podría afectar la absorción de macronutrientes, lo que llevaría a una reducción de la ingesta de energía. Además, el consumo de alcohol puede estimular la termogénesis al activar el sistema oxidante del etanol, lo que puede provocar pérdida de peso. Este efecto puede equilibrarse con los diversos cambios metabólicos provocados por el consumo de alcohol, así como con la energía adicional que se obtiene del consumo de alcohol. Como resultado, la frecuencia del consumo de alcohol puede no estar directamente asociada con el peso corporal o la acumulación de grasa.

No obstante, y según las investigaciones existentes, no se recomienda de ningún modo fomentar el consumo de alcohol para reducir el riesgo de obesidad, dado que no se comprende completamente el mecanismo preciso.

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