Con artilugios de marketing, la industria ha creado un astuto troyano para imitar el sabor, la apariencia y hasta incluso el envase de las bebidas alcohólicas. Los productos sin alcohol se fabrican y envasan para parecerse a los que, a priori, vendrían a sustituir. Muchos incluso llevan la misma marca de la empresa que la versión alcohólica, lo que desdibuja las líneas entre las dos ofertas.
Toda esta forma de mercadotecnia de enfoque inverso utiliza características sinónimas de una marca (como los colores del etiquetado, la forma de la botella o el diseño de la fuente) sin publicitar el producto en sí, para extender la promoción de su marca a poblaciones y lugares donde la publicidad del alcohol pueden estar restringidas.
Del mismo modo, se aumenta la familiaridad con la marca y el conocimiento de los productos alcohólicos entre aquellos que ahora son menores de edad, pero que pueden beber en el futuro. El mensaje hacia los menores de edad es que el consumo en general es aceptable, lo que configura un enorme factor de riesgo en tanto podrían servir como una puerta de entrada, un inicio temprano en el consumo de alcohol y otras prácticas riesgosas.
Asimismo, existen estudios que han encontrado que la exposición al marketing y la publicidad de productos sin alcohol da como resultado una mayor intención y probabilidades de comprar y consumir bebidas alcohólicas.
Desde una perspectiva de salud pública, las personas con un trastorno por consumo de alcohol experimentan craving cuando consumen productos sin alcohol, y respuestas fisiológicas similares a las que ocurren al beber alcohol (aumento del ritmo cardíaco y sudoración) debido a que se activaría el mismo sistema de recompensa.
Otro tema a tener en cuenta con los marcos normativos y regulatorios. En Australia, por ejemplo, las bebidas sin alcohol están sujetas a la legislación sobre licencias para alimentos y no para las de bebidas alcohólicas. Esto significa que hay menos restricciones sobre dónde se exhiben, cómo se exhiben y cómo se comercializan. También cómo se publicitan, y qué valores se promueven en tanto se presenta a estas bebidas como una diversión inofensiva.